habita en las profundidades de mi corazón
cuando canta en mi silencio
me precipito en la oscuridad de sus ojos
para tratar de encontrar el mar entre tanta soledad
La fisionomía del delirio del viento Cuando observas la orbe incrustada en la penúltima cicatriz Aúlla el lobo tatuado en tu lengua Barcos...
L’homme de boue
a peur qu’elle pleure
parce que ses pas seront faits de terre et son corps s’effondrera
El hombre de barro
teme a su corazón:
cuando late su alma,
llora
y se deshace por dentro.
Tengo mucho silencio para repartir
y las palabras deshojan
dientes
en lenguas afiladas.
El hombre de barro
teme que ella llore
porque sus pasos se harán de tierra
y derrumbará su cuerpo.
Nunca teme a la luna
porque ella refleja su piel etérea.
En cierta manera
todos somos de barro
y, en cualquier momento,
nos deshacemos.
Ella nació del claro
en el hueco del alma
del barro,
entre las cenizas al viento
mi silencio,
o las gotas de lluvia en lágrimas
con la brisa de las manos moldeando
en barro su corazón.
El quiebro de un rayo
os identificó con la derrota
y sin ser encarnado en ti,
no puede besarte.
Y el hombre de barro
se deshace lentamente
a cada ola
a cada lágrima
en sal.
Se desvanece el pecho terso
de su amada
y la luna templa
en fuego
su desaliento.
Y ella muriéndose pausada,
entre sus brazos
mientras se hunde en su vientre de barro.
trabajaba desganada
ocho horas para ganarse el pan.
con las propinas se regalaba rosas
arrancaba los pétalos con mimo
y sobre sus sábanas los dejaba escapar.
Se tumbaba de espaldas al mundo;
de vez en cuando,
agarraba uno de los pétalos
y los trituraba decaída
sin demasiadas ganas de desarroparse.
Quizás no se entendía a ella misma
ni la realidad donde se acurrucaba.
Debería un día ponerse guapa
y salir a la calle
con tacones que la subieran al cielo
para con una uña desafilada
hacerle una incisión al cielo
introduciendo la mano
para agarrar un trocito
de su olvido
y comenzar a recordarse
cuando ella y sus sueños eran una única cosa