Sur tes joues il y a un monde de silence après la trahison des totems
de cire qui parcourent impuissants les ténèbres
quand tu imites le vol irrégulier et délicat du papillon
Je m’approche de ta peau pour ausculter ton cœur
et sentir un mince fil de sable descendre à travers ton corps nu à l’aube
A travers la fenêtre, je regarde ton âme jouer avec les étoiles
Ce sera le rituel solennel après notre isolement
La soledad del paisaje cuando intuyes la sensación de la brisa
Acariciando tus alas desterradas en un lecho de pétalos negros
En tus mejillas existe un mundo de silencio tras la traición de los dioses
De cera que recorren impotentes las penumbras
mientras se derriten tus manos cuando imitas el vuelo irregular y delicado de la mariposa
Me acerco a tu piel para auscultar tu corazón
Y sentir un fino hilo de arena descendiendo por tu cuerpo desnudo al alba
A través de la ventana contemplo tu alma jugar con las estrellas
Así será el solemne ritual después de nuestro aislamiento
Siluetas bailan al ritmo de los próximos besos bajo una luna espía
De dos amantes que lamen mutuamente su piel
Para converger en la cicatriz
Donde reside la mirada perdida de la gaviota ignorando su destino
Pero sintiendo en lo más íntimo de su ser la esperanza del mar
Superemos la sed de los chamanes perdidos en islas a la deriva
Besar las espinas de tus rosas para conocer los miedos de tu fragilidad
Brindar con el veneno de un escorpión apunto de despertar en nuestro subconsciente
Seamos terapias lacanianas en el epicentro de la locura
Pero, amor, cuando venzamos a las penumbras
Saldremos a la existencia
Bajo un sol sin miedo a soñar
Sintiendo cómo la libertad nos seca las heridas de la trinchera
Des silhouettes dansent au rythme des prochains baisers sous une lune
qui espionne les amants qui lèchent mutuellement leur peau
pour converger vers la cicatrice
Aimer les épines de tes roses pour connaître les peurs de ta fragilité
Soyons des thérapies lacaniennes à l’aube de la folie
Mais, mon amour, quand nous vaincrons les ténèbres,
nous ressusciterons sous un soleil sans peur de rêver,
sentant comme la liberté nous sécher les blessures de la tranchée