Il n’y a pas de maître
sans volonté de soumission à la grimace triste de la marionnette
La estructura metálica
Recorriendo tus extremidades
Hasta que el óxido
Alcanza el corazón
Y preso en tu jaula interior
Aceptas la derrota
No existen dueños
Sin voluntad de sumisión
A la mueca triste
De la marioneta
Quizás en primavera
Te escuezan las cicatrices de tus alas
Y recuerdes la brisa
Y la libertad del sueño rebelde
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